... y Zidane volvió...

De sobra es conocido por todos mi admiración por Zinedine Zidane. Ayer, sábado 1 de Julio, pude asistir a una de las últimas creaciones artísticas de Zizou.
Volvió el de siempre, el que mima al balón, el de las ruletas, los sombreros, los controles imposibles, los pases milimétricos, el del baile de salón en el cesped, pero sobre todo volvió a sonreir. Y con él todo el mundo del fútbol.
No creo que sea casualidad que este partido se lo haya hecho a Brasil, la mejor selección de futbol del momento, donde se encuentran una gran cantidad de balones de oro potenciales. Ahí, en ese firmamento del estrellato futbolístico, Zidane es la estrella que más brilló. Dio luz a todo un equipo y fue capaz de ensombrecer con su intensidad a todos los demás astros que compartían cesped con él.
Es un drama futbolístico que un jugador que puede hacer un partido así ante la campeona del Mundo, que es capaz de hacerle incar el diente a la probablemente mejor Brasil desde Pelé, se despida del mundo del fútbol en una semana a lo sumo. ¿No hay nada que se pueda hacer para que recapacite su decisión?
El nuevo presidente del Madrid debería hacer todo lo posible porque siga en el Madrid un año más, tal y como pensaba cuando firmó el contrato. Si se retiró de la Selección de Francia y regresó, ¿por qué no habría de suceder lo mismo ahora?
¿Soñar es gratis no? Y Zidane me ha enseñado a soñar cuando escribe sus versos en cada trazo con el balón.