Galicia desde el espacio


Esto es peor que el Prestige:
Los bosques tardan mucho más en regenerarse.
Las pérdidas económicas son mucho mayores.
Las hospitalizaciones no son por unas alergias al contacto con el chapapote.
El turismo huye de Galicia en pleno mes de agosto.
No hay medios para los voluntarios.
Hay personal dispuesto pero no hay medios para apagar el fuego.


Recibido por mail y eliminado los comentarios despectivos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

VAYA PASADA....CONSIDERO ESTO PEOR QUE LO DEL PRESTIGE..O POR LO MENOS IGUAL...

EPSREMOS QUE LLUEVA ALGO Y PODAMOS DISFRUTAR DE UESTRAS TIERRAS...

SISAR, POR QUE NO HACES NINGUN COMENTARIO EN EL BLOG DE LA PEÑA...?

ESO SI A LOS REJONES LOS PONES MUY BIEN...

SABES QUE EL BLOG ESTA EMPEZANDO Y HAY QUE APOYARLO...AUN ESTOY ESPRANDO MATERIAL DE LA GENTE...(FOTOS, ETC...) Y QUE ME EXPLIQUES COMO COLGAR VIDEOS...

JUANTZA

Sísar dijo...

Juan en cuanto pueda lo haré, no te preocupes. Ya hice un par de comentarios y copié una foto tuya para mi blog. Ayer estuve toda la tarde con éstos apagando incendios, flipas. A los abuelos de Phil los tuvieron que evacuar de Tenorio. Ya te contaré.

Anónimo dijo...

Nadie que ya haya nacido volverá a ver el monte Xiabre, tal y como latía hace apenas 48 horas. Peter Jackson no hubiese necesitado viajar a Nueva Zelanda para recrear el mundo muerto de Mordor. Desde Catoira a Vilagarcía, de Caldas a Bamio, la mole que domina la ría de Arousa no es más que un tizón de torturados esqueletos arbóreos, turba y carbón que dos días antes era madera viva.

Lobeira, el pico de leyenda de la reina Urraca; Armenteira, donde el monje Ero se echó a dormir durante siglos; pequeños tesoros que todavía conservaba A Illa... Todo se ha convertido en rescoldos humeantes que desde el fin de semana nublan el cielo.

Que ni una sola vivienda haya sido pasto de las llamas, pese a que muchas de ellas quedaron cercadas durante horas, tiene mucho que ver con la movilización general que el fuego desencadenó entre los arousanos. Las estructuras municipales demostraron que, sobre el terreno, funcionan bastante mejor que otro tipo de operativos. Las brigadas de protección civil, las policías locales, incluso alcaldes y concejales peinaron de noche los múltiples focos que devoraban O Salnés.

Pero, sobre todo, estuvo la gente. En A Illa, medio millar de personas, vecinos, turistas, se concentraban, a golpe de tañido, para pelear mano a mano contra las llamas. A medianoche, ante la falta de recursos, todo vale. Papeleras, contenedores, cubos, capachos de almejas, los mismos que en el 2002 rebosaban de fuel del Prestige se llenaron de agua para volcarse sobre el fuego. La llamada de las campanas sonó en muchos lugares. Cadenas de brazos, empresas que abrían sus puertas para improvisar palas con pedazos de goma y madera, niños de 8 años tratando de imitar a sus padres y hermanos, golpeando pequeños focos con lo que tenían a mano.

El arrojo y la desesperación rozaron la temeridad en parroquias como la de Guillán, en Vilagarcía. Una plantación de kiwis y una bodega de albariño, Maior de Mendoza, rodeados, eran defendidos con mangueras y cisternas contratadas por los Barros, hacedores de vinos.

«Daniel, ¿onde vai o meu neto, que morre alá abaixo?». Daniel corría bajo los emparrados, tratando de abrir las bocas de riego antes de que el fuego llegase. Y llegó. A las dos de la mañana saltó la carretera, disparó ráfagas de centellas por todas partes, extendió un humo asfixiante. Muchos no quisieron ser evacuados. «¿Como vou deixar a miña casa?». Grupos de chavales esperaban la acometida empuñando ramallos de eucalipto, embozados en pañuelos. ¿Son los de los botellones? Tal vez. Pero, desde luego, solidaridad. Mucha solidaridad.