Artículo publicado por el maestro Arturo Ruibal el pasado 17 de Agosto en el Diario de Pontevedra en la sección Perfil en donde cada domingo nos describe a un personaje de la vida pública pontevedresa. Siempre caracterizado por su ecuanimidad, esta vez Ruibal no pudo reprimirse y, en ciertas fases del texto, da la sensación que habla desde el alma dolorida al observar los atajos mal realizados en su Pontevedra. (Gracias a Xesús López que ha tenido la gentileza de hacérmelo llegar)
" No sé si debería escribir este artículo: tengo un enorme respeto por la vida privada de los demás, por sus ansias de triunfo y la clase de marisco que prefieren, más no puedo silenciar la crítica cuando he de juzgar la labor pública de quien, con sus decisiones, condiciona la vida social de los demás y el paisaje urbano de una ciudad tan querida como Pontevedra, que es la nuestra.
Espero que Jesús Fole Osorio, arquitecto municipal, comprenda que cada uno ha de cumplir una función y, si la suya consiste en modificar el espacio urbano a gusto de su conciencia y de sus superiores, la mía es hurgar con más atrevimiento que saberes en sus luces y sombras, que de todo ha de existir en la viña del Señor. Descartemos, pues, la vida íntima del antedicho y sus amplios conocimientos para centrarnos en lo que verdaderamente importa: la ciudad que está construyendo.
Me gusta mucho que Jesús pasee a diario por nuestras calles y que saboree el centro histórico, “uno de los mejores del Estado español”, según dice. Primera objeción: no sabía yo que nuestras viejas plazas estuviesen algo que ver con el “Estado español”, ente político-administrativo, aunque estén ubicados en un territorio que oficialmente se llama España. Bien está que los nuestros nacionalistas gallegos, tan deseosos de borrar esa palabra de su vocabulario (están en su derecho, desde luego), la sustituyan por por un eufemismo, pero no imaginaba que una persona de orden pudiese imitarles. ¿Acaso ha influido en su lenguaje el contacto diario con Mosquera, Lores y compañía?
A la hora de juzgar a Pontevedra hay que evitar la tentación de comparar la actual con la de hace diez años: ésta es mejor, sin duda. Es loable el intento de revitalizar el casco antiguo, aunque no se haya pasado de convertirlo en un enorme bar; no es fácil recuperar un tejido comercial, y menos aún repoblar las viejas casas, tan poco confortables, pero no debemos confundir lo meritorio con lo bien hecho, lo que merece una palmada con un motivo de orgullo desmedido.
Jesús vino a Pontevedra en su niñez y aquí jugó, creció, hizo amigos; es, pues, un pontevedrés. Aquí soñó con ser arquitecto y aquí volvió cuando logró serlo. Nada tiene de extraño que el PP, durante su época de mando, le convirtiese en arquitecto municipal; lo sorprendente es su reciclaje, su adaptación a la corporación nacionalista: ¿descubrió él las virtudes de Mosquera u ocurrió viceversa? Lo cierto es que uno y otro, monta tanto, se lanzaron sobre las losas del casco antiguo con devoción digna de mejor causa. Dinos la verdad, Jesús: ¿cuántas veces te has arrepentido de sustituir las viejas y solemnes piedras por las actuales “galletas”? ¿cuántas de autorizar su colocación de modo tan atrabiliario? Sé que es cuestión de gustos, y que puedes apoyarte en los miles de visitantes que elogian lo hecho; pero tú sabes que las mayorías no garantizan la razón, que muchos miles de personas elogian sin tasa cada día Disneylandia o cualquier parque temático y no por eso dejan esos lugares de ser un monumento al mal gusto. Un ejemplo: se puede iluminar la Peregrina, pero hay luces y luces; tú, que eres un hombre ilustrado, convendrás conmigo en que la iluminación insinuante del Duomo florentino, por ejemplo, nada tiene que ver con la verbena en que alguien ha convertido nuestro circular templo. Podría hablar también de las sucesivas farolas o de la Plaza de Méndez Núñez, del engendro de San José con ínclita y falseada tertulia callejera, pero vas a creer que te tengo manía. Y nada más lejos de mi ánimo, pues ni siquiera sé cual es tu responsabilidad en lo citado. Los peatones confundimos los cargos y todo lo que vuele a más de tres metros, pero nos fijamos mucho en el suelo, en lo que nos atañe más directamente. Estoy seguro de que quieres hacerlo bien, de que trabajas mucho y de que no es fácil tomar decisiones. Ocurre que a los jefes, Jesús, hay que decirles que no de cuando en cuando, sobre todo para evitar que se crean sábelotodo.
El campillo de Santa María fue un espacio privilegiado hasta que la ignorancia y la mal entendida libertad juvenil lo convirtieron en una aberración; ahora vais a reformarlo para convertirlo en una alameda-mirador. La idea es buena, pero ¿qué vamos a mirar desde allí, si antes ya se han autorizado los edificios necesarios para que nada se vea?
Me cuentan de ti muchas cosas, pero no interesa, repito, entrar en aspectos personales: prefiero hablar del Savoy, lamentable espectáculo, de la reciente chapuza contigua al Museo, de la calle Xan Guillermo (¿para cuándo un monumento, al menos una placa, que recuerde a las prostitutas de antaño, factor de estabilidad social?), de tantos otros rincones.
¿Comprendes ahora mis temores, la inconveniencia de escribir este perfil? Hay un orgullo barato, fácil de lograr en todos los pueblos, en todos los territorios, que se alimenta con el orgullo de ser los mejores: pero quienes en verdad deseamos que Pontevedra sea la mejor no podemos contentarnos con esa palabrería.
Y esto, Jesús, te lo digo a ti, que has hecho más que todos tu predecesores. Lo siento, tío. "
" No sé si debería escribir este artículo: tengo un enorme respeto por la vida privada de los demás, por sus ansias de triunfo y la clase de marisco que prefieren, más no puedo silenciar la crítica cuando he de juzgar la labor pública de quien, con sus decisiones, condiciona la vida social de los demás y el paisaje urbano de una ciudad tan querida como Pontevedra, que es la nuestra.
Espero que Jesús Fole Osorio, arquitecto municipal, comprenda que cada uno ha de cumplir una función y, si la suya consiste en modificar el espacio urbano a gusto de su conciencia y de sus superiores, la mía es hurgar con más atrevimiento que saberes en sus luces y sombras, que de todo ha de existir en la viña del Señor. Descartemos, pues, la vida íntima del antedicho y sus amplios conocimientos para centrarnos en lo que verdaderamente importa: la ciudad que está construyendo.
Me gusta mucho que Jesús pasee a diario por nuestras calles y que saboree el centro histórico, “uno de los mejores del Estado español”, según dice. Primera objeción: no sabía yo que nuestras viejas plazas estuviesen algo que ver con el “Estado español”, ente político-administrativo, aunque estén ubicados en un territorio que oficialmente se llama España. Bien está que los nuestros nacionalistas gallegos, tan deseosos de borrar esa palabra de su vocabulario (están en su derecho, desde luego), la sustituyan por por un eufemismo, pero no imaginaba que una persona de orden pudiese imitarles. ¿Acaso ha influido en su lenguaje el contacto diario con Mosquera, Lores y compañía?
A la hora de juzgar a Pontevedra hay que evitar la tentación de comparar la actual con la de hace diez años: ésta es mejor, sin duda. Es loable el intento de revitalizar el casco antiguo, aunque no se haya pasado de convertirlo en un enorme bar; no es fácil recuperar un tejido comercial, y menos aún repoblar las viejas casas, tan poco confortables, pero no debemos confundir lo meritorio con lo bien hecho, lo que merece una palmada con un motivo de orgullo desmedido.
Jesús vino a Pontevedra en su niñez y aquí jugó, creció, hizo amigos; es, pues, un pontevedrés. Aquí soñó con ser arquitecto y aquí volvió cuando logró serlo. Nada tiene de extraño que el PP, durante su época de mando, le convirtiese en arquitecto municipal; lo sorprendente es su reciclaje, su adaptación a la corporación nacionalista: ¿descubrió él las virtudes de Mosquera u ocurrió viceversa? Lo cierto es que uno y otro, monta tanto, se lanzaron sobre las losas del casco antiguo con devoción digna de mejor causa. Dinos la verdad, Jesús: ¿cuántas veces te has arrepentido de sustituir las viejas y solemnes piedras por las actuales “galletas”? ¿cuántas de autorizar su colocación de modo tan atrabiliario? Sé que es cuestión de gustos, y que puedes apoyarte en los miles de visitantes que elogian lo hecho; pero tú sabes que las mayorías no garantizan la razón, que muchos miles de personas elogian sin tasa cada día Disneylandia o cualquier parque temático y no por eso dejan esos lugares de ser un monumento al mal gusto. Un ejemplo: se puede iluminar la Peregrina, pero hay luces y luces; tú, que eres un hombre ilustrado, convendrás conmigo en que la iluminación insinuante del Duomo florentino, por ejemplo, nada tiene que ver con la verbena en que alguien ha convertido nuestro circular templo. Podría hablar también de las sucesivas farolas o de la Plaza de Méndez Núñez, del engendro de San José con ínclita y falseada tertulia callejera, pero vas a creer que te tengo manía. Y nada más lejos de mi ánimo, pues ni siquiera sé cual es tu responsabilidad en lo citado. Los peatones confundimos los cargos y todo lo que vuele a más de tres metros, pero nos fijamos mucho en el suelo, en lo que nos atañe más directamente. Estoy seguro de que quieres hacerlo bien, de que trabajas mucho y de que no es fácil tomar decisiones. Ocurre que a los jefes, Jesús, hay que decirles que no de cuando en cuando, sobre todo para evitar que se crean sábelotodo.
El campillo de Santa María fue un espacio privilegiado hasta que la ignorancia y la mal entendida libertad juvenil lo convirtieron en una aberración; ahora vais a reformarlo para convertirlo en una alameda-mirador. La idea es buena, pero ¿qué vamos a mirar desde allí, si antes ya se han autorizado los edificios necesarios para que nada se vea?
Me cuentan de ti muchas cosas, pero no interesa, repito, entrar en aspectos personales: prefiero hablar del Savoy, lamentable espectáculo, de la reciente chapuza contigua al Museo, de la calle Xan Guillermo (¿para cuándo un monumento, al menos una placa, que recuerde a las prostitutas de antaño, factor de estabilidad social?), de tantos otros rincones.
¿Comprendes ahora mis temores, la inconveniencia de escribir este perfil? Hay un orgullo barato, fácil de lograr en todos los pueblos, en todos los territorios, que se alimenta con el orgullo de ser los mejores: pero quienes en verdad deseamos que Pontevedra sea la mejor no podemos contentarnos con esa palabrería.
Y esto, Jesús, te lo digo a ti, que has hecho más que todos tu predecesores. Lo siento, tío. "
12 comentarios:
http://www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2005/03/31/3592967.shtml
El gobierno local intenta evitar la marcha de Fole tras el regreso de Padín al servicio de arquitectura
Autor del comentario:
la voz | pontevedra
Localidad: ImprimirVolver ?l arquitecto interino Jesús Fole finalizó ayer su actual relación laboral con el Concello como consecuencia de la incorporación hoy mismo del arquitecto titular Juan Manuel Padín Sánchez, tras haber cumplido éste tres años de inhabilitación por incompatibilidad de su actividad como funcionario y el ejercicio privado de su profesión.
Fole se incorporó al Ayuntamiento a finales de los 90 como arquitecto del plan Urban, cuando gobernaba el PP, y después fue contratado por el BNG interinamente por el plazo de la suspensión de Padín para diseñar y dirigir los proyectos de reforma urbana.
El gobierno local busca ahora una vía legal para que Jesús Fole pueda seguir vinculado al Concello y continuar dirigiendo los proyectos de transformación urbana que están en marcha.
El concejal César Mosquera elogió ayer la «importante labor» desarrollada por este técnico, más allá de sus obligaciones, y subrayó su sello personal en el diseño exclusivo de la nueva iluminación del centro histórico o de calles como Sagasta, así como las «exemplares rehabilitacións» del Pitillo y de Mugartegui. Consideró «un luxo contar con un técnico así, como con outros que temos e que son tamén francamente bós», apostilló.
Según el edil, a Fole no le interesaría económicamente seguir en el Concello e si acepta será a petición del gobierno local «polo cariño que lle ten a cidade e por rematar proyectos nos que ten moitísima fe».
O menos hai xente comprometida coa súa cidade, xente que con mais ou menos gusto se preocupa por coidar o patrimonio etnógrafico e non como en Sanxenxo que en toda a franxa costeria non queda ningunha casa típica mariñeira porque as quedan poucos días lles quedan para levantar moles de ladrillo, e non falemos do patrimonio municipal que a maioria esta en périgo de derrumbe: pazo Quintáns, casa de D Fernando, Priorato de Arra, ...
Un saúdo Cesar e pasarei a miúdo por aqui agora que sei da existencia deste blog, e na diferenza de opinións, de ideas, de distintos puntos de vista e de criterios está a riqueza dun país.
Pues para mí el artículo de Ruibal destila mal escondida envidia y celos.
Suscribo o dito por Ruibal. Eu sería talvez máis cáustico porque vivo na zona vella e sei de non poucas das traiciós ó noso patrimonio histórico obradas en mancomún por Fole de Mosquera, do desgarro producido, do traballo técnico censurable, da ruína da cidade vella, da súa conversión en taberna, en espacio sucio, da desaparición de mobiliario urbán, etc.
Ruibal escribe sus perfiles con informadores locales, quienes suministran datos y, muchas veces opiniones. No será esta vez Xesús López (peculiar enviador de escritos a la prensa, y digo escritos que no artículos) el informante. Ese interés en divulgar el perfil de Ruibal denota cierto tufillo.
Por cierto, administrador y propietario del blog, podías colgar también el perfil que escribió de Lupe Murillo hace pocos meses y que le valió a Ruibal una airada réplica de su papá el ginecólogo.
Leo todos pero me interesaba este en particular por la forma en que se deja llevar en el escrito con una lucha previa contra sí mismo. No hay comparación alguna con ningún otro artículo que haya leído en la sección Perfil del Diario.
Anónimo puede mismo ignorar que quisieron convertir la plaza de la Verdura en un oratorio fascista que es la idea que siguen barajando, en plan macro, para A Ferrería y jardines de Casto Sampedro.
Otra de las evidencias del trabajo mal hecho es el de que está en marcha un plan Renova para cambiar las tapas-trampa de los registros, en algún caso susstituídas hasta siete veces.
Que se paseo Ánónimo por la calle Real y vea allí la obra mancomunada de Mosquera y Fole. Por decir algo, porque a lo mejor Anónimo no es nada más que un simple liberado que cumple con su papel de mosca cojonera en cuantos foros pueda entrar.
Y para finalizar: no se puede premiar el urbanismo de baldosa practicado "polo arquiteuto", así definido en su momento por Rivas Fontán.
No voy a entrar en la "rivalidad"(me da esa impresión al leerlo) de estos arquitectos , ni de sus ideas políticas contrapuestas ni sus lerias.
Tampoco voy a a entrar en lo que han hecho Bien ni en lo que han hecho Mal;creo que pongo varias de sus cafradas a menudo en este blog.
Pero reconozco algo como dice Arturo Ruibal, que haciéndolo bien o mal, que guste más o menos ESTAN HACIENDO ALGO MÄS QUE LOS ANTERIORES y eso lo valoro.
Un dato; hace 13 años la Plaza del Muelle en la ZOna VIEJA ahora llamada Praza do Peirado no tenía ni losetas ni piedra, era de tierra que como nuestro clima es poco húmedo tenía pocos charcos.
Un salduo.
Pd: a mi la iluminacón de la Peregrina me gusta.
subscribo o dito por Ravachol, alomenos duns anos para esta parte na nosa cidade estanse a facer cousas, obras que teñen os seus detractores como en calqueira obra, nunca chove a gusto de todos por suposto, pero a cidade experimentou unha transformación impresionante nestes últimos 10 anos que nunca ollara na miña vida, principalmente o casco vello pero tamén outras rúas e prazas da cidade, por suposto que hai cousas que se fixeron mal, pero tamén moitas cousas positivas e iso hai que poñelo en valor.
Un saúdo
El último anónimo es el Xesús. Se le nota mucho en el ¿estilo? Es inconfundible.
Yo también estoy de acuerdo con Ravachol.
anónimo:
¿oratorio fascista?
explícamo please !!
Breogain:
Non te afanes, que este home ten un vocabulario propio; cheo de tapas-trampa, oratorios fascistas, xaulas e non sei que máis.
En fin, pasensia, que dicía o meu abó. Inspiración, espiración. E a buscar o equilibrio.
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