Nuestra historia te ha salvado

Es como si nuestro pasado se hubiese revuelto contra su destino atroz. Condenada como estaba a descansar debajo de una piedra aserrada en una de las vías más emblemáticas e históricas de nuestra ciudad, entorno de Monumento Nacional, consiguió ella sola paralizar las obras de destrucción de la Avenida de Santa María. Y es que como de un milagro se tratase han aparecido, justo donde denunciaba la instalación de piedra aserrada nueva, restos de lo que puede ser las Torres Arzobispales datadas del siglo XIII y que fue además residencia palaciega del arzobispo.

Lo que desde ayer está a la vista es un muro de unos ocho metros de largo por casi cinco de alto. Se encuentra perfectamente conservado y discurre en paralelo al muro que delimita el Palacete de las Mendoza, justo al lado de la entrada al mismo. Con toda probabilidad se trata de restos de la fortaleza defensiva que se añadió a las Torres Arzobispales varios siglos después de su construcción original, pero por los datos que se tienen de esta construcción (derrumbada en 1873) se espera descubrir a continuación una de las puertas de acceso.

La pared descubierta pertenece, según los técnicos, al borde intramuros del palacio-fortaleza. Desciende hasta una cota próxima a los cinco metros desde la superficie de la calle y se extiende a lo largo de avenida de Santa María, a pocos metros de la basílica, ante la actual sede del Patronato de Turismo Rías Baixas. Al parecer, las otras construcciones de la zona, el Pazo das Mendoza, el geriátrico Santa María y el resto de edificios, se levantarían también sobre estos cimientos de la fortaleza arzobispal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo normal, una vez pasada la emoción inicial del descubrimiento, es que se documente, estudie y visite el famoso muro de los Churruchaos, al parecer complementario de las torres medievales y ejecutado en tiempos del barroco XVII-XVIII,y se proceda a seguir con las obras en superficie de la Avenida, con ese trazado y aliniación tan contundente, diseño de los arquitectos de la ciudad burguesa del XIX.
Urge recuperar la imagen de la Avenida de Santa María paso obligado de cuanta ceremonia y cortejo procesional se celebra en Pontevedra.
El resto es marear la perdiz, aislar la zona y optar por una ciudad museo en el sentido despectivo del término de antiguedades con telarañas.
Y eso que ese muro era de mi casa.
Churruchao.

Anónimo dijo...

Qué suerte tenemos de vivir en Pontevedra y de disponer de un patrimonio tan bello.
Enhorabuena al Concello por su esmero en la preservación y conservación de nuestro pasado.

Anónimo dijo...

Si, es una suerte vivir en una ciudad donde por iniciativa estrictamente municipal se derriba uno de los escasísimos ejemplos de arquitectura del Movimiento Moderno, tal es el caso del chalet de Tafisa justamente en unos solares donde está prevista una Facultad de Bellas Artes.
No se puede ser tan analfabeto e hipócrita.
Churruchao.