El Involucionismo

Uno va pasando por la vida de la manera que puede o le dejan, y lo cierto es que en ocasiones no es nada fácil. Nacemos, aspiramos un poquito de aire contaminado, no entendemos lo que nos rodea y al final, como si se tratase de una película de serie B, mordemos el suelo y acabamos muriendo sin tener ni idea de qué fue lo que pasó.

En el inicio del S. XXI, se lleva mucho lo del talante, la tolerancia plena y absoluta, lo de decir o exclamar frases que suenen bien. Esto me recuerda un poco al ojo del Gran Hermano; ese ojo que “nos protegía” aunque no fuese más que una mentira muy bien expuesta de cara a la galería.

Inicio del S. XXI: culto absoluto al cuerpo, falta de autoestima, dulzor agrio y malas artes para conseguir lo que sea..., digamos que todo se reduce al ego, al mirar por nosotros mismos y nada más: de aquí a la eternidad, si es que existe, claro, quién sabe.

“Todo es tolerable menos la intolerancia”, me decía un buen amigo, cansado él de advertir que esto se estaba yendo al traste. Y es que todo es tolerable en estos días de pan para hoy y cambio climático para mañana. El vivir para uno mismo es la mayor ignorancia del ser humano: dicen que nosotros fuimos evolucionando hasta formarnos y ser lo que somos. Yo soy partidario de la Involución, quiero decir, con palabras meramente prosáicas, vamos siendo más y más estúpidos a medida que avanzamos hacia el No-Ser, hasta el abismo, para acabar siendo autómatas en una sociedad sin valores y jerárquica, donde nos digan sublimimalmente qué, cómo, por qué, cuándo...

El Involucionismo se instaura de manera rápida y eficaz: a medida que nos vemos inúltimente. Así es como van decreciendo las personas que nos rodean y nosotros mismos. Una sociedad próspera es una sociedad cimentada en la unión con los que están a nuestro alrededor.

El llegar el primero no es esencial a largo plazo, no sirve de nada si no te paras y ayudas a llegar a los demás. La unión hace la fuerza, que decía el otro; y esto se está olvidando. No hay provecho alguno en la división, nunca lo ha habido, y la división hace que el Involucionismo crezca a pasos agigantados, y en pocos años, haga que hasta un primate tenga mayor capacidad evolutiva que el “omnipotente” ser humano.

Así pues, intentemos hacer un acto real de conciencia colectiva, mirémonos por dentro y veamos lo que hay fuera. El que se conoce a sí mismo y lo comparte, sin duda, hará que el resto comparta y vea lo que es primordial.
Alexander Vórtice
Escritor pontevedrés

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